viernes, 20 de julio de 2012

A menudo me preguntan si Dos muertos y pico tiene un carácter autobiográfico. La verdad es que la vida y el estrato social en que se desenvuelven Dani y sus amigos tienen bastantes paralelismos con mi propia experiencia vital, pero más allá de la anécdota, cabría preguntarse si, en un sentido amplio, no es autobiográfico todo cuanto escribimos. Es decir, aunque un autor escoja el género de la ficción, e incluso traslade a los protagonistas de su relato a una época absolutamente fantástica, incluso aunque los héroes de su historia no sean seres humanos sino entes aborígenes de galaxias desconocidas, ¿es posible escribir sobre algo que esté fuera de nuestra experiencia vital?  Creo que no. De alguna manera, todo cuanto alguien pueda escribir, incluso un ensayo o un artículo periodístico, tendrá siempre algo de autobiográfico porque un autor escribe y describe influido por todo cuanto ha vivido, por todos los conocimientos que lo han formado o deformado, por todas las experiencias que en adelante influirán en su percepción del mundo y de sí mismo.
Creo que todo lo que hemos vivido conforma una especie de prisma a través del cual vemos, creemos y sentimos, y por tanto, en este sentido, todo cuanto escribimos es siempre autobiográfico.

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